Porque me dormí enredada en golosinas,
entre nubes de algodón.
El arco iris susurraba mi nombre,
y a lo lejos oía,
un, dos, tres,
Juan, Periquito y Andrés.
Pensando que el agua no mojaba,
y los relojes marchaban a la izquierda,
cazaba mariposas en los prados,
y pedía deseos a las flores.
Como un columpio
mi corazón palpitaba,
mientras mi muñeca de trapo me decía
que no desesperara.
Allí donde los sueños nacen,
de oriente tres estrellas siguieron.
y bajo el manto de la noche,
como un niño me sentía.
Alguien dijo alguna vez:
la vida se mide en momentos
de fuerza increíble...
y este es de azúcar.

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